Complementar la técnica, la táctica y el aprendizaje con entrenamiento invisible (alimentación, descanso, control médico y entrenamiento mental).
La disciplina te lleva a tus metas: adhiere tu trabajo a las metas de proceso y no solo en la meta de resultado (primero, segundo, ganar, perder), esto te permitirá superarte a ti mismo en cada experiencia e interpretar tu avance de manera más objetiva. Preocúpate en adquirir maestría.
El verdadero compromiso es contigo mismo, es una forma de estar conectado con tus propias habilidades, capacidades, mejoras, aprendizajes y avances en todos los aspectos de tu vida. Trabaja en tu autoconocimiento como deportista y persona.
Tú no eres tu deporte, el deporte es un aspecto de tu vida que debe ser integrada a ella.
Recuerda que en el deporte las cosas no siempre son fáciles, sencillas, rápidas y mágicas, sino que son el resultado de un proceso que requiere tiempo.
Como entrenas tu cuerpo debes aprender a entrenar tus habilidades mentales más óptimas para tu deporte.
¿La triada más importante?
Tu familia: sostiene, acompaña, respeta los procesos individuales, no compara.
Tú y tus compañero/as: aprenden a diferentes ritmos, se respetan, no hay mejores ni peores, si distintos (el talento sin trabajo esta vacío).
El entrenador: es un referente de aprendizaje no solo con sus palabras sino también con sus actos, potencia líderes, respeta los canales de comunicación, no es un amigo es un entrenador.
Genera clima de confort psicológico.
Aspectos a tener en cuenta:
Habilidades mentales (atención, concentración, nivel de activación, motivación, resiliencia, etc.).
Disfruta de lo que haces siempre, hazlo con pasión
Habla de tus incomodidades con el grupo o entrenador, desarrolla tu habilidad comunicacional
Disfruta de cada nuevo aprendizaje y mejora
Procura estar atento al desarrollo integral de tu persona